sábado, 22 de octubre de 2011

Reflexiones de Gandhi

Foto: Brian Brake
La belleza verdadera consiste, sobre todo, en la pureza del corazón. El arte, para ser arte, debe promover la serenidad. Quiero un arte y una literatura que puedan hablarles a millones de hombres.

La vida es la mayor de todas las artes. Quisiera ir más lejos y decir que el hombre que más se acerca a la perfección es el mayor artista. Pues, ¿qué sería el arte si le faltaran el cimiento y la estructura de una vida noble?

Así como un árbol tiene un único tronco pero muchas ramas y hojas, así hay una sola religión -la humana- pero cualquier cantidad de expresiones de fe.

El devoto de la verdad jamás debe hacer nada por mero acatamiento a las convenciones reinantes. Debe estar siempre predispuesto a corregirse, y cuando descubra que está equivocado, tiene que confesarlo a toda costa y pagar por ello.

No soy muy culto, conozco poco la literatura y no he visto mucho mundo. Concentré mi atención en escasas cosas, y excluí todo interés por lo demás.

La mayoría de los hombres religiosos con que me encontré, son políticos disfrazados de religiosidad. En cambio, yo que parezco disfrazado de político, soy un hombre íntimamente religioso.

La verdad es como un inmenso árbol que brinda más y más frutos cuanto más se lo nutre.

El cuerpo nos fue dado sólo para que con él podamos servir a toda la creación.

La meta se aleja continuamente de nosotros. Cuanto más avanzamos, más debemos admitir nuestra incompetencia. Nuestra recompensa se halla en el esfuerzo y no en los resultados. Un esfuerzo total es una victoria absoluta.

Las cosas poseen dos aspectos: uno externo, otro interno. El aspecto externo no posee valor, salvo que lo auxilie el interno. Por eso, todo el arte verdadero es una manifestación del alma. Las formas exteriores sólo tienen valor cuando expresan el espíritu, la interioridad del hombre.

Al pensar en el contraste que existe entre mi pequeñez, la fragilidad de mis medios y la grandeza de lo que se espera de mí, siento algo parecido al vértigo. Pero simultáneamente, y me doy cuenta de ello por completo, esa gigantesca esperanza que mis compatriotas depositan en mí no es para nada un homenaje a mi personalidad, que es una singular combinación del doctor) Jekyll y del señor Hyde. No; ellos ven en mí la encarnación, por cierto incompleta aunque por eso mismo más interesante (dadas mis limitaciones) de dos cualidades invalorables: la verdad y la no violencia.

La alegría reside en la lucha y en el esfuerzo y en el sufrimiento que implican, no en la conquista de la victoria.

No me interesa en absoluto parecer coherente. En mi camino en busca de la verdad, abandoné muchas ideas y aprendí muchas cosas nuevas. Soy viejo de cuerpo, pero no tengo la conciencia de haber parado de crecer interiormente, o que mi crecimiento cesará con la disolución de mi carne. Lo que me interesa es mi actitud de disposición a obedecer el llamado de la verdad, mi Dios, momento tras momento.

Varias experiencias muy duras me enseñaron a no dejar que exprese mi ira. Así como comprimiendo el vapor se obtiene una nueva fuente de energía, también controlando la ira se puede lograr una fortaleza capaz de derribar al mundo por entero.

El primer deber es el de proteger a los débiles, y no ultrajar una consciencia humana. No seremos mejores que las bestias, mientras no hayamos purificado este pecado.

Generalmente, el hombre común no percibe belleza alguna en la verdad. Sigue de largo, ciego ante la belleza. Toda vez que el hombre comienza a ver belleza en la verdad, nace el arte verdadero.

En la marcha hacia la verdad, la ira, el egoísmo, el rencor, etc.... deben quedar de lado, pues de otro modo sería imposible alcanzar la verdad. Un hombre a merced de sus pasiones puede tener muchas buenas intenciones, puede tener palabras verídicas, pero jamás descubrirá la verdad. Una búsqueda exitosa de la verdad exige liberarse por completo del tropel de dualidades tipo amor u odio, felicidad o desdicha.

Si sólo un hombre avanza un paso en la existencia espiritual, toda la humanidad se beneficia de ello. Al contrario, la marcha atrás de uno sólo implica un retroceso del mundo entero.

Mi labor habrá concluido si consigo convencer a la humanidad de que cada hombre o cada mujer, sea cual fuere su potencialidad física, es el guardián de su dignidad y de su libertad. Este amparo es posible, aun cuando el mundo entero se vuelva contra el único que sea capaz de resistir.

La vida es una aspiración. Su misión es esforzarse por la perfección, que es la autorrealización. El ideal no debe ser rebajado por nuestra debilidad o nuestra imperfección. Tengo dolorosa consciencia de que ambas se encuentran en mí. Diariamente, mi grito silencioso le pide a la verdad que me ayude a erradicar de mí tal debilidad y tales imperfecciones.

Inicia tu día con una plegaria y hazla tan conmovedora como para que perdure en ti hasta el atardecer. Concluye el día con una plegaria, para disfrutar de una noche pacífica libre de sueños y de pesadillas. Que la forma de la plegaria no te preocupe. Deja que se manifieste como sea: tal es el modo en que nos pone en contacto con lo divino. Cabe apenas una precaución: cualquiera que sea su forma, no permitas que el espíritu se disperse mientras las palabras de la plegaria emanan de tu boca.

La gota de agua participa de la grandeza del océano, aunque ella no lo sepa. Pero ni bien se empeñe en separarse de él, se secará completamente. No resulta ni mucho menos exagerado decir que la vida no es más que una ilusión.

El silencio ayuda mucho a quien, como yo, procura la verdad. En un estado de silencio, el alma encuentra el sendero iluminado por la luz más clara, y lo que era esquivo y engañoso, es resuelto por una claridad cristalina. Nuestra vida es una prolongada y ardua búsqueda de la verdad. Y para alcanzar la cima más elevada, el alma requiere reposo interior.
Mahatma Gandhi

1 comentario:

Cuando aprendas a considerar tu vida. W. Dyer

Cuando aprendas a considerar tu vida y cuanto hay en ella como el milagro que es, comprenderás enseguida que quejarse es desperdiciar el ...